Las ventajas de ser un marginado de Stephen Chbosky

El 100% de los adolescentes creen (o creíamos cuando circulábamos por allí) que el resto de la humanidad que los rodea no los comprende. Tienen razón. No me refiero exclusivamente a las habituales refriegas padres-hijos sino a una comprensión más amplia de todo lo que pasa por su cabeza.

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“Hay quien olvida lo que es tener 16 cuando cumple 17.”

Puede que el único que lo haga sea Stephen Chbosky. Y es raro porque estamos ante un período muy importante para cualquier ser humano en el que, básicamente, tomas consciencia de ti mismo, de las relaciones con tus semejantes y perfilas tu personalidad. La perfilas, lo que no quiere decir que la definas, porque una vez superas los años de instituto (dicho esto sin tono peyorativo, sino solo con la intención de enfatizar el paso del tiempo) te cambias de equipo.

Entras a formar parte de la banda de los que miran con condescendencia a un grupo, diciéndoles con palabras o con la mirada: “yo ya he estado allí, sé lo que es, sé más que tú y nada de lo que hagas pasará, a mis ojos, de capricho fruto de la edad del pavo.” Bueno, puede que me haya tirado de la moto, pero seguro que la realidad la he tocado, aunque sea de refilón. En realidad, lo que esconde todo esto es una mezcla de cansancio, cinismo y envidia. Cansancio porque los propios años no pasan en balde y las decepciones se acumulan. Cinismo porque abandonas (o lo intentas, lo que es más penoso) ese mundo idealizado porque lo que toca es la realidad. Envidia porque, en algún momento del camino, perdiste esa capacidad de sentir que para cambiar el mundo solo hay que querer y de que cada momento es EL MOMENTO.

“Seamos psicópatas juntos.”

Casi 300 palabras después, solo he empezado a apuntar y vislumbrar lo que intenta significar “Las ventajas de ser un marginado”. Podríamos reducirlo a un análisis certero de una época clave, de un proceso de aprendizaje, de la importancia de crear vínculos, de sentir que perteneces a algo o a alguien, con los inevitables errores que se cometen por el camino. Podría incluso ser una historia de superación, caída y resuperación de una persona que sufre y que solo quiere ser uno más. Incluso también una historia de amor donde todavía la ingenuidad es posible. O todo esto no es más que el fruto del excelente cuerpo que se me quedó cuando acabó y de la impresión por actuaciones como la de Emma Watson. ¡Qué más dá!

Lo único seguro es que ahora que Chbosky ha llamado mi atención, voy a por el libro del que partió todo con una certeza: un integrista de la lectura como yo tiene claro que no podrá superar lo que vi en la pantalla. Puede que todavía sea un adolescente y haya visto que sí, que alguien me comprende.

«Xiro postal» de Ousmane Sembène

“A obra de Sembène (…) non é compracente: describe un mundo real e enfermo onde o individuo debe loitar por non ser esmagado. Mais esta loita é irrenunciábel, e por iso se bural con sarcasmo da indolencia esmoeira daqueles que pasan a vida a agardaren que un bo porvir lles caia do ceo. Porque a gran transformación virá de dentro ou non virá.”

“Proseguiu a conversa banal entre homes; unha desas conversas que as xentes afeitas unhas as outras repiten dúas ou tres veces ao día e que eles mesmos atopan moi útiles pero que só son un xeito de acabar co fastío.”

“O cotián é dominio das mulleres e elas íano defender. Puxéronse de acordo. Elas dirían a quen axudar (Se xeracións e xeracións de docilidade fixeran das mulleres do noso país executantes submisas, elas aprenderan a través do tempo que podían obtelo todo do home).”

“- Cando non hai nada que sirva como vara de medir, vale unha que mida a todos.”

Adaptación cinematográfica do propio Sembène

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El coronel no tiene quien le escriba

“La dignidad no se come.”

“El que espera lo mucho espera lo poco.”

“La ilusión no se come.”

“Sintió que algo había envejecido también en el amor.”

“Nosotros ponemos el hambre para que coman otros.”

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El Apocalipsis según…

Siempre existirán las razones que inciten a los humanos a pensar en una gran catástrofe que ponga en peligro la continuidad de la especie. No suelen estar relacionados con procesos degenerativos, de esos hablaremos más adelante, ahora no es el tema.

Son motivos muy diversos: desastres naturales, terrestres o extraterrestres, o causas puramente humanas, crisis, guerras nucleares o de las otras, cambios climáticos y demás provocaciones al planeta. Son estas categorías muy generales pero tampoco es intención profundizar por ahí.

Implican estas visiones una percepción pesimista del presente y el futuro y trabajan sobre dos puntos importantes. La confianza o desconfianza en el género humano (grande en cuanto a su potencial, ínfima en cuanto a sus motivaciones) y una cierta esperanza en que el destino nos espera con algo mejor. Como si aún no mereciésemos el triste final que plantean.

A pesar de que la idea de tocar este tema surgió durante el visionado de una película como “El libro de Eli”, donde las actuaciones de Denzel Washington y Gary Oldman son de lo poco destacable y la apología del catolicismo bordea lo surrealista. Por resumir, es la aventura de una especie de profeta con alma de superhéroe karateka que lleva un libro hacia el oeste y un malo malísimo se lo intenta quitar. Sirvió únicamente de punto de partida, para avanzar con las conclusiones nos centraremos en otras obras bastante más interesantes.

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«El extranjero» de Albert Camus

En la contraportada de este libro, en medio de una explicación-sinopsis, se puede leer: “Una serie de circunstancias conduce al protagonista de la novela a cometer un crimen aparentemente inmotivado, la muerte de Meursault en el patíbulo no tendrá más sentido que su vida…”. He de decir que no había consultado esta contraportada y me asomé al libro desconociéndolo todo sobre la obra. Mis conocimientos sobre Albert Camus se limitaban a saber que era francés, del siglo XX y que la componente filosófica (existencialista parece ser, a pesar de que al propio Camus no le agradaba la etiqueta) tenía cierta relevancia. Ante estos datos, se presenta una novela, y de una novela pues se espera el desarrollo de una trama, donde la causalidad y demás tenga su cuota.

Pues no. El hilo argumental es tan fino como lo que expresa el mini-resumen, y es a partir de ahí donde el interés aumenta exponencialmente, el planteamiento sobre la condición humana, las motivaciones en la toma de decisiones, el imperio de los sentimientos frente a la lógica y la razón.

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«The man from London» de Béla Tarr. Hungría, 2007

“…un hombre que, pasada la cincuentena, tiene una vida monótona. Cada día el mismo círculo: subir a la torre por la noche, bajar por la mañana, beber algo en el bar, volver a casa, dormir durante el día y volver al trabajo. Sabemos que nada cambiará ni en uno ni en quince años. La cuestión que me interesó es la siguiente: ¿qué pasa si un hombre en esta situación se enfrenta a una tentación, a una posibilidad de cambio? ¿Qué es capaz de hacer con esta posibilidad? ¿Qué tono adquiere su revuelta? Después, claro está, renuncia, pierde todo y debe volver a su rutina.”

Es esta una adaptación del cineasta húngaro Béla Tarr de una obra de Georges Simenon del mismo nombre, una obra de puro cine negro pero contada de un modo personal, es una adaptación sobre todo de ambientes, la película comienza con una prolongada secuencia donde se nos presenta el asunto en cuestión, pero dentro de una experiencia agobiante, donde todo se nos viene encima, unos delincuentes mal avenidos, un robo frustrado en el último momento por una disputa y un observador atento a los detalles, todo ello desde lo alto de la cabina, muy lentamente, comprendiendo lo que ocurre, agobiados por un ambiente muy pesado, con una música encima que aumenta la carga. Es el punto de partida de un thriller que no es importante en su historia sino en las reacciones que provoca.

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«Coraline» de Neil Gaiman & «Los mundos de Coraline» de Henry Selick

-Todas las mañanas habrá un mundo nuevo para ti. Si te quedas, tendrás todo lo que desees.

Coraline suspiró.

-Realmente no lo entiendes, ¿verdad? No quiero tener todo lo que deseo. Nadie lo quiere, no de verdad. ¿Dónde estaría la gracia si tuviese todo lo que quiero? Es eso y nada más, ¿y después qué?

Quería comenzar este post de esta obra literaria y su correspondiente adaptación cinematográfica porque encierra en sí mismo una enseñanza que, a pesar de ser obras dirigidas a priori a un público infantil-juvenil, bien podría recibir el conjunto de la población.

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