La carrera

La visión era demasiado real como para ser falsa. Estaba corriendo a su lado, con la misma equipación y la misma cara de sufrimiento. Reaccionó con entereza y siguió como pudo el ritmo de su “compañero”. La cosa fue bien un rato, al fin y al cabo era igual que él, pero ya comenzaba a vislumbrar la resolución de todo aquello. Encararon la recta final y el sprint cayó sobre él como una losa. Ni lo intentó. ¿Para qué?, se preguntó. Cuando le vio cruzar la puerta de su casa supo que todo había terminado. Lo veía todo negro.