La arquitectura y el oficio. Hablan profesionales (V). Vanessa Barral: «No comparto las ansias de cambiar el mundo.»
20 septiembre 2010 4 comentarios
El turno corresponde en esta ocasión a Vanessa Barral, que ya ha aparecido por estos lares en dos ocasiones (con «Armando» y «La bufanda») y a la que recibimos otra vez con gran placer -que sean muchas más-, una arquitecta titulada en 2007 con más de 5 años de experiencia en estudios de arquitectura, en labores tanto de becaria como de arquitecta titulada.
¿Qué debe ser, u ofrecer, un profesional de la arquitectura?
La concepción del arquitecto y de sus deberes u obligaciones varía según a quien le hagas la pregunta o a quien quieras venderle la respuesta. Podríamos hablar de la visión general de la profesión en nuestra sociedad, de la imagen mediática, de la que espera el cliente, de la que nos enseñan en la facultad… pero ninguna de ellas coincidiría, y todas se alejarían de la visión personal que pueda tener cada uno de nosotros.
En mi caso, me cuesta bastante crearme una idea clara sobre ello. La percepción de mis deberes u obligaciones ha ido cambiando a lo largo de los años, según lo que he ido viendo a mi alrededor. Podría decir que considero que el arquitecto debe estar al servicio de la sociedad, debe construir espacios que respondan a las necesidades de sus usuarios, debe hacer más fácil la vida de los demás, y además debe conseguir que el mundo en general sea más acogedor. Pero estaría mintiendo. Esta es la idea con la que generalmente salimos de la carrera, para luego darnos cuenta de que, en realidad, el arquitecto está únicamente al servicio de su cliente, y sólo debe responder a las necesidades de éste.
Supongo que nuestra profesión no difiere demasiado de cualquier otra en nuestros días. Lo único que poseemos son los conocimientos necesarios para crear un producto, y nuestra única obligación es la de hacer que quien compre ese producto quede satisfecho con él.
El problema es que, generalmente, nos preocupamos más por atender las necesidades de nuestro propio ego que las del comprador de nuestro producto, y de ahí que al final ninguno de nosotros sepa exactamente cuál es su obligación como profesional.
¿Qué esperabas y qué has obtenido de tu(s) primera(s) experiencia(s) trabajando en el campo de la arquitectura?
Esperaba aprender, ver lo que un arquitecto era y hacía realmente, formarme, descubrir el mundo real de nuestra profesión y llegar a considerarme capaz de hacer algo por mí misma sin tener dudas. Suena gracioso, pero después de 5 años (léase 8, 10, 12…) de estudios, salimos de la carrera sin tener ni idea de lo que es el mundo real de la construcción, y si no tienes a nadie relacionado con ella en tu familia, es muy difícil hacerse una idea de cómo funciona todo.
Lo que he obtenido ha sido diferente en los estudios en los que he trabajado, pero si tengo que buscar algo común a todos ellos diría que, en general, la sensación ha sido la de decepción. Normalmente, los primeros años te utilizan como un delineante, simplemente te consideran un poco más espabilado que ellos. Pocas veces tomas parte en el área de diseño, puesto que no tienes suficiente experiencia para ello. Sin embargo, te cargan con toda la parte técnica de los proyectos como si llevaras construyendo toda tu vida. Al principio te asustas porque crees que no tienes la preparación suficiente para resolver ciertos problemas. Ya no estás en la carrera, ya no es un proyecto irreal sino que estás haciendo un edificio que se va a construir realmente. Aquí no se puede hacer trampas, si lo haces mal las consecuencias pueden ser fatales. Sin embargo, ves que esa preocupación que tú tienes no la comparte tu jefe ni la gente que trabaja contigo, y no lo entiendes. Intentas hacerlo lo mejor que puedes, buscas información en donde sea, y lo sacas adelante, esperando que si hay errores alguien te los corrija, pero resulta que después nadie revisa tu trabajo, y esas decisiones que tomaste tú sin saber si eran las correctas o no, son las que se entregan con el proyecto.
Al final, has hecho muchas cosas que nunca antes habías visto. Te parece que has aprendido mucho. Pero lo cierto es que no tienes ni idea de si las has hecho bien o si por el contrario el edificio que has resuelto va a estar lleno de humedades dentro de 2 años.
¿Cuál es tu proyecto soñado y cuáles crees que son tus mejores armas para conseguirlo?
No tengo un proyecto soñado. Para ser sincera, yo no estudié arquitectura por vocación, y a pesar de que me gusta mucho mi trabajo, no comparto las ansias de cambiar el mundo que tienen la mayoría de mis compañeros ni los ideales que intentan inculcarnos en la carrera. No aspiro a construir algo que salga en las revistas, no espero revolucionar el mundo del diseño ni descubrir un sistema constructivo innovador que llegue a conocerse mundialmente. Mi aspiración es tan simple como estar a gusto en mi trabajo, sin importar qué tipo de proyecto haga, más bien la manera en que se lleve a cabo.
Podría decir que uno de mis sueños es construir mi propia casa, pero no se trata de una aspiración profesional sino personal. No sería un logro para mí el hecho de realizar el proyecto, sino el de poder disfrutarlo durante el resto de mi vida.
Las armas para conseguirlo, todavía estoy buscándolas.
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