Continuando con nuestra serie de entrevistas, hoy tenemos a Laura Vizcaíno, titulada en febrero de 2009 y con más de 3 años de experiencia en cuatro estudios diferentes donde realizó funciones de becaria y de arquitecta.
¿Qué debe ser, u ofrecer, un profesional de la arquitectura?
Puff, empezamos fuerte. La verdad es que un profesional de la arquitectura debe ser y ofrecer muchas cosas al mismo tiempo. He pasado por diferentes estudios y, la verdad, es que han sido todos muy distintos. Puede que el trabajo que realices dependa, en cierto modo, del número de personas que formen el propio estudio y el tipo de proyectos a los que se dediquen.
Un profesional de la arquitectura debe ser versátil y polifacético. Tiene que saber desenvolverse con facilidad en el terreno propio de la arquitectura. Dar soluciones rápidas y efectivas al instante, pero al mismo tiempo adquirir un compromiso laboral a largo plazo. Desde el momento del encargo, hasta ver la obra finalizada, el arquitecto adquiere un compromiso permanente. No se puede o no debe desligarse del proyecto.
Pero al arquitecto no le basta con ser bueno solamente en aquello en lo que se ha formado. Debe ser un buen gestor, un buen administrador y un buen relaciones públicas, tener buena mano con la gente. La arquitectura no se limita simplemente a recibir un encargo, dibujarlo sobre papel y entregarlo al cliente. Debe desarrollar un buen entendimiento con el promotor y con las diferentes personas u organismos que intervienen en el proyecto. Estar informado en todo momento de subvenciones, ayudas o normativas de las que se pueda beneficiar para llegar a la solución más ventajosa para todas las partes. Tiene que ser consciente que se encuentra dentro de un proceso continuo de formación y, en la mayoría de los casos, es autodidacta.
¿Qué esperabas y qué has obtenido de tu(s) primera(s) experiencia(s) trabajando en el campo de la arquitectura?
En mi caso, esperaba un trabajo más creativo. En muy pocas ocasiones me han dejado pensar en algo, es decir, siempre he recibido unas directrices. En ningún momento me he tenido que enfrentar al temido momento de la hoja en blanco.
Cuando he estado de becaria antes y después de titularme, la mayor parte del tiempo me daba la sensación de que era una delineante más. Tenía que realizar un trabajo que después se juzgaba como si aún continuase en la escuela. Puede que sea complicado de explicar: no se me valoraba como arquitecto, pero tampoco como delineante. No se me daba el poder de decidir, no tenía responsabilidad sobre mi trabajo, pero si este no funcionaba (fuese o no mi culpa) era mi responsabilidad porque era arquitecto. Mi experiencia en este aspecto, resultó bastante frustrante y decepcionante.
Como “colaboradora” las cosas han sido distintas. Tras un pequeño periodo de adaptación y siguiendo unas pautas, desarrollar de principio a fin un proyecto es muy gratificante. Al no tener experiencia, consultas dudas para buscar soluciones. Pero estas consultas son de igual a igual, totalmente diferente a la situación anterior.
En mi caso, “mi primer proyecto en solitario” es la rehabilitación de una pequeña iglesia. Desde ir al sitio, empezar a medir y decidir hasta el más mínimo detalle, hace que sea como un hijo, que lo has visto crecer. La pena en mi caso es no estar siguiendo el desarrollo a pie de obra, pero siempre lo “sentiré” como algo mío.
¿Cuál es tu proyecto soñado y cuáles crees que son tus mejores armas para conseguirlo?
Yo creo que no existe un proyecto soñado. La gente puede pensar en hacer grandes edificios como palacios de congresos, museos… algo simbólico y espectacular. Para mí, el proyecto soñado es aquel en el que yo me sienta realizada y contenta con el trabajo hecho. Conseguir que aquellos que me lo encarguen queden satisfechos con lo que he hecho. Un proyecto en el que se impliquen ambas partes. Puede que ese proyecto soñado consista simplemente en una pequeña reforma interior de un apartamento. No tengo sueños de grandeza ni de reconocimiento mundial, sino que las personas con las que trabajo queden contentas con el resultado.
No sé si esto todo lo que he dicho es de interesante o no. Simplemente es la experiencia de casi un año de trabajo en diferentes estudios: desde uno de los estudios más grandes que hay en Galicia a estar mano a mano con un arquitecto.
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